Dame la tacón, el mesa, la casco, el cama… por favor, expresiones que me suena a transición del género gramatical, algo traidor de lengua paterna, pues, la Real Academia Española consideraría un error gramatical, y por ende, también nuestro lenguaje cotidiano. Mi madre, mi padre, mi abuelo y abuela, hasta mis amigis no estaria de acuerdo dialogar con tal violencia, pero me encanta, que el cuerpo, concepto y representación comienzan desarticularse, provocando choques de reflexión y comunicación confusas, hasta algunas instituciones y organismos de conocimiento se tendrían que pensar cómo ser inclusivos tercer género en lo gramatical. Hoy casi todos dependemos de una comunicación clara en correspondencia del concepto y su género gramatical. Pienso que deberíamos reconstruir estos “ellos” “él” y “ellas” “ella”, tratar de corromper para que diversifiquen lo tradicional, heteropatriarcal y lo colonial.
Este tránsito se debería dar, porque el lenguaje, las imágenes y la materia se transforman, y con esto, su hábitat. Hoy este proyecto plástico discute la performatividad del no ser él o ella, eso o esa, que se representa con cuerpo/objeto y artefacto para cuestionar de alguna manera el género binario en nuestras instituciones. Hoy será mejor empezar por la primaria, mi familia de artesanos.
Este proyecto inician como una exploración del género no binario desde mi construcción familiar, donde la androginia es ensamblada en cuerpos-objetos artesanales, hechos y propuestos como una sutil expresión activista. Pues, considero que el objeto se cargan de un significado estereotipado que invita a ser reconocido como herramienta artesanal masculina o femenina que promueven la personificación binaria y convencional de un cuerpo o espacio. Pero, mi percepción de identidad de género resultó algo híbrido durante mi formación familiar, que termine involucrando los actos masculinos con formas femeninas, y viceversa, permitiendome androgenizar imágenes, herramientas o técnicas de trabajos artesanales que en mi hábitat familiar, de forma estereotipada, usaban y identificaban como algo masculino o femenino.
Así, para mí Objetos sin Hábitat es la creación de herramientas que caracterizan una identidad ambigua del mundo surreal de un princesa/obrera. Dando el resultado de 5 objetos y 2 instalaciones andróginas que recrean un particular universo objetual y familiar, proponiendo esta estética andrógina como un discurso que transfigura el ideal del género binario con imágeneses más activas y políticas. Esta serie de objetos, son piezas únicas, que nacen de la hibridación de dos objetos pertenecen a estos dos mundos opuestos. Un serrucho/peineta de reina, zapato/tacón, casco/peluca, abanico/palustre son algunos referentes objetuales que construyen relacione corporales extrañas, ya que, su uso empieza a transitar a numerosas posibilidades de ser útil. Sin embargo, no solo los objetos se estereotipan, la metería también, pues la materia carga con estereotipos masculino o femeninos, ejemplo, la tela, la escarcha, lentejuelas, las plumas, todo como debilidad, pueden verse como un componente femenino en objetos masculinizados, por otro lado, las palas, palustres, maquinarias pesada, todo con la resistente, esto me incita a pensar la materia que podrá transformar su significado de acuerdo al cuerpo que la adapte. Todas estás transforman el espacio en narrativas casi personales e íntimas desde la producción objetual extraña, ambigua, y casi, barrocas.
Estas posibles herramientas andróginas terminan siendo un homenaje paralelo a las técnicas y quehaceres artesanales que mi familia me brindó en la crianza masculina y femenina de mi personalidad. También, considero que es hora de expandir el discurso del cuerpo performático desde la reflexión del género y el cuerpo como objeto, sin sexualizaciones de la misma. Verla desde solo el género, que cada objetos que nos rodea sea una extensión del propio cuerpo, como el vestuario, los artefactos, herramientas entre otros, que se pueda hablar de un posible post-objetualismo, objetos casi post-humanos, que pasan por la androginia celestial a la violencia poética de lo queer que componen nuevas representaciones corporales. Pienso que ya el cuerpo se desbordo, que no quiere ser niño, ni niña, y mucho menos, mujer o hombre, ¿Entonces? ¿Qué usar, cómo usar, para qué usar estos cuerpos/objetos como parte de mi personalidad? Son preguntas que solo se responden con el hacer, en ese momento en el que se explora con claridad de mi identidad y mi proceso creativo.